“Mens sana in corpore sano” , decían los romanos, quienes practicaban el culto al cuerpo.
Y es que para que nuestro cerebro y mente estén en buen estado de equilibrio y disfrutemos de armonía interior, es esencial cuidar también nuestro cuerpo. Recuerda que no solo somos alma, ni solo mente ni solo cuerpo, sino las 3 cosas a un tiempo y todas debemos atender y cuidar para que estén integradas. Si solo una de ellas no está bien o disociada de las otras partes, nuestro ser integral está sufriendo una disfunción desestructural y eso se reflejará de forma negativa en nuestro día a día y en nuestros resultados de vida.
Hoy quiero centrarme más en el cuidado al cuerpo y más concretamente en la importancia de un sueño reparador para la regulación de todas las funciones orgánicas, las cuales se reajustan durante el tan necesario sueño en sus horas suficientes y debidamente profundo, porque un sueño profundo, incluso de menos horas (Cuando el tiempo nos apremia), repara más que un sueño sobresaltado y ligero; aunque este se prolongue por bastante más tiempo.
Por otra parte, las complicaciones de todo tipo que conlleva el insomnio, generan una serie de inconvenientes entre los que podemos citar:
Peor desempeño en el trabajo o en los estudios.
Reducción de los reflejos, con el riesgo de un retardo en la reacción al conducir vehículos, que es la causa de muchos de los accidentes de tráfico.
Trastornos en la alimentación, pues al haber dormido de forma insuficiente, el cuerpo siente más hambre.
Afecta a la salud mental por una menor capacidad de autocontrol emocional e incremento, en las personas con tendencia a la ansiedad y depresión, de esos síntomas.
Por ese descontrol emocional y desequilibrio físico, las personas con tendencia a cualquier adicción, utilizan el consumo de esas sustancias adictivas. Pueden ser estupefacientes o alcohol; pero no es que todo adicto tenga este tipo de consumo, bien puede ser un abuso desmesurado de pasteles, de chocolate o café, etc., con el reflejo negativo en el físico a largo plazo y esta situación se prolonga en el tiempo.
A propósito de tipos de adicciones, una bien común es la adicción a tener pensamientos negativos y, en ocasiones, hasta catastróficos viviendo imaginariamente historias y secuencias que, en la mayoría de las veces, nunca ocurren; pero sí transforman la bioquímica que produce nuestro cerebro, la cual llega a todas las células a través del torrente sanguíneo y, después de tiempo recibiendo esas descargas tóxicas, el cuerpo se resiste a dejar de recibirlas y hasta las demanda en el caso de que el cerebro las deje de producir por un tiempo.
De ahí parte de la resistencia que las personas con tendencia a la queja y la negatividad oponen cuando comienzan a hacer el cambio a una vida más positiva y saludable y su tendencia una y otra vez, a volver a su estado anterior negativo al que estaba habituada .
Afortunadamente existen algunas estrategias y trucos que ayudan de gran manera a evitar, o al menos paliar, la dificultad para dormir sosegada, profunda y tranquilamente; aunque, como coach, he de decir que cualquier síntoma tiene una causa subyacente, generalmente emocional, que lo provoca; de manera que el insomnio con todas las consecuencias mencionadas, no es más que el síntoma o resultado y no la causa en sí, que podemos encontrar y liberar para que ese síntoma deje de tener razón de ser y, de forma natural, desaparezca al desaparecer la causa que lo sustenta.
Es de absoluta necesidad el autorreconocimiento y la sanación de emociones tóxicas, de actitudes y de creencias que nos limitan para alcanzar los anhelos y las metas que perseguimos y, para lograrlo, hemos de empezar por cuidar nuestro cuerpo y salud física en la parte que depende de uno mismo, como son hábitos saludables de higiene, alimentación, ejercicio y sueño y este último es primordial.
Mientras la persona se hace el tratamiento adecuado para hallar la verdadera causa de su insomnio y tener una sanación real, aquí van algunos consejos o trucos que ayudan mucho al tan necesario sueño para una vida más feliz y tranquila y, en última instancia, para la vida en sí; ya que nadie podemos sobrevivir por mucho tiempo si no durmiera.
Para dormir mejor
- Acuéstate solo cuando tengas sueño evitando irte a la cama más temprano por dormir más cuando para nada te apetece, ni tienes sueño y solo va a dar vueltas a tu cuerpo ya la cabeza.
- Enseña a tu mente a asociar la cama y tu dormitorio con el sueño; para lograrlo, evita usar ese espacio de descanso para leer o ver televisión.
- Una vez en la cama, trata de relajar todos tus músculos lo más que puedas.
- Evita en todo caso evita hacer fuerza para dormirte y evita las preocupaciones del día; por el contrario, relájate con pensamientos sobre sucesos agradables o lugares bellos donde has estado o vas a estar.
- Si tus pensamientos vuelan hacia donde quieren y te sientes incapaz de controlarlos o no encuentras algo grato en que pensar, distrae tu mente con los lejanos sonidos del exterior.
- Si transcurren 30 minutos y aún sigues sin poder dormirte; pero notas que estás relajado, sigue relajándote y, sin darte cuenta, despertarás en la mañana y la noche habrá transcurrido; si, por el contrario, sigues dando vueltas después de esa media hora y estás con cierta inquietud, levántate y haz algo que te relaje, tal vez ir a otra habitación, beber agua o leer un poco y vuelve a la cama solo cuando tengas sueño .
- Independientemente de la hora a la que te hayas dormido, levántate a la misma hora todos los días, para ello recuerda poner tu despertador.
- Evita durante el día las siestas o, si realmente la necesitas, que sea de un máximo de 20 minutos y ni uno más. Con esos ya tienes suficiente para descansar tu cuerpo y despejar tu mente y seguir con las tareas que tengas programadas para la tarde.
En el caso de que te despiertes durante la noche
1. Si te has despertado por completo, evita permanecer en la cama preocupándote por tu falta de sueño o descanso o en los problemas cotidianos que en esos momentos puedas tener. Levántate un rato y sigue las instrucciones del punto 6 de la lista anterior o, si te apetece, prepárate una bebida como una infusión relajante.
2. Vuelve a la cama solo cuando de nuevo te sientas somnoliento y, una vez en la cama, evita pensar o céntrate solo en momentos y lugares agradables para ti.
3. Si, una vez en la cama, tus ojos vuelven a abrirse como platos y se te va el sueño que tenías, después de 10 o 15 minutos, vuelve a levantarte ya repetir el proceso anterior.
Y, aunque dormir es necesario, ten presente que la tensión que genera la preocupación por dormir poco o nada, fatiga aún más que seguir simplemente despierto, pero descansando el cuerpo relajadamente.
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